¿Y qué seríamos nosotros sin recuerdos?

Llega ese momento de cualquier profunda noche de verano en la que te da por pensar cosas que no debes,  omento de hacer balance de todo lo que está surgiendo en tu vida, momento de valorar lo positivo, lo negativo y las cosas a mejorar, y de repente, te das cuenta de qué no todo va tan mal cómo parece, que a veces no sólo estamos rodeados de cosas tristes o malas, que a veces un mínimo, ese mínimo detalle que en su momento pudo sacarte una sonrisa, hoy mismo, esta noche, bajo esta misma Luna que tú y yo compartimos, podrá volver a sacarnos esa tímida sonrisa. 

¿Y qué seríamos nosotros sin recuerdos? Buenos y malos, ahí están, para ayudarnos a mejorar y para apreciar los pequeños placeres de esta vida, justo como aquel último beso con sabor a 'Hasta pronto' que nunca tuvimos que darnos, ya que nunca sabríamos lo mucho que nos podíamos llegar a echar de menos

Parece una simple tontería, pero repito ¿Qué seriamos nosotros sin recuerdos? Lo mismo que un libro en blanco, similar a una carta de amor aún sin escribir por miedo a no obtener respuesta, o simplemente como el tararear de una canción, pequeños recuerdos que en un día sacaron sonrisas, hoy vuelven a sacarlas, y gracias a ellas extrañar un poquito menos ciertas cosas.

Qué irónico, justo cuando mejor me encuentro es cuando más necesito pequeños detalles, de pequeñas personas que algún día se convirtieron en demasiado grandes. Tonterías que tiene esta vida, si todo fuera como aquella sensación en el último beso, el mundo sería un poco menos malo.