domingo, 13 de octubre de 2013

Mi particular rutina

Y entra el sol por mi ventana, y no, aún no estás aquí y a mí me falta algo. O todo, no sé. Que triste es despertar todos los días así, y que nunca cambie nada. Y que si estuvieras aquí cada mañana no me quejaría tanto ni pediría que todo cambiara, pero no es el caso, asimilemoslo, yo sigo desayunando enormes tazones de desesperación mezclados con unas pocas ganas de ti y un café, por eso de mantenerse despierto, que dormir conlleva soñar contigo y eso sería una basta manera de meter el dedo en limón para justo después ahogarlo en la yaga. Todas las mañanas sigo duchándome con impotencia, o eso que los necios llaman agua caliente, contigo... contigo nunca haría falta. Sigo cepillándome los dientes cada mañana con las mismas frustraciones que me llegan a preguntarme por qué no tengo unos buenos días medianamente decentes desde que no amaneces a los pies de mi cama con una de mis camisetas que tanto te gustan. Salgo de casa cada mañana pensando en todos esos poemas que te escribía y nunca conseguí acabarlos porque faltaba algo, no sé, tú. Vuelvo a casa lleno de relojes y sus correspondientes manillas que joder, qué lento se mueven cuando tengo ganas de ti. 
Cada día con su moraleja, dicen, yo ya tengo la mía; 'Con ganas de nada, menos de ti'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario